¿Qué tan importantes son los toros en un espectáculo llamado fiesta de toros?
¿Quién elige el encierro para una corrida?
¿Los toreros consideran sustancial el ganado que van lidiar?
¿Para los empresarios tendrá relevancia las ganaderías que adquieren para las corridas que organizan?
¿A los aficionados les interesará de qué ganadería son los toros a lidiarse?
Algunas de las preguntas que se hacen parte de los asistentes a alguna corrida de toros, porque es evidente que muchos no saben, ni les importa, la ganadería, sólo van a ver tal o cuál torero.
Toros por designar
Parece increíble que en la fiesta de toros bravos, se trate de eliminar la bravura y que el toro deje de ser primordial.
Cada que se dan a conocer los carteles se anuncia el nombre de los toreros, con frecuencia se dice que los toros a jugar aún no están definidos o que serán de diversas ganaderías.
¡Toros por designar!, es la frase más frecuente de quienes organizan.
Causa decepción que las empresas no anuncien los toros, muestran incompetencia, desorganización, incapacidad para integrar carteles con todos los ingredientes.
El asunto toma tintes graves cuando el empresario también se dedica a la crianza de toros de lidia, dan un perfil de indiferencia y valemadrismso que agrede y ofende a la tauromaquia.
Hace unos días, la empresa de la plaza México dio a conocer la mitad de los carteles del serial 2018-19. Independientemente de la necedad de cerrar los carteles, de armarlos como si se tratara de una feria, los organizadores cometieron el pecado de anunciar que aún no saben de dónde será el encierro para el cartel más importante de los 11 que anunciaron, el que se efectuará el 12 de diciembre.
Concretamente en este caso la materia prima ya está elegida, pero no se dice, seguramente serán de esas ganaderías bobas porque en el cartel hay dos extranjeros considerados figuras, sobre todo un andaluz que ahora se siente hecho a mano, conste que nadie puede negar el arte de ese español, pero anda viajado, fuera de órbita, como se dice en México: se orina fuera de la bacinica.
Morante de la Puebla, el diestro en cuestión ya eligió la ganadería, sus veedores ya decidieron que serán animalitos gorditos y corniausentes para que el susodicho desparrame arte en el ruedo de la plaza más grande del mundo, algo así como una maravillosa demostración de torero de salón. El tema de las puntas mejor ni lo tocamos.
Para evitar polémicas, malos pensamientos y que lluevan las mentadas para toreros y organizadores, de plano se tapó la empresa de La México. Por cierto los empresarios son dos ganaderos de ésos que la prensa, no sé por qué, cataloga como escrupulosos: Alberto Bailleres y Javier Sordo.
¿Los toreros eligen lo que van a lidiar o el empresario decide?
Cuando los diestros empiezan su carrera y no hay padrino, torean poco, no tienen chance de elegir, salen a lo que les eche la empresa, ganado de dónde sea, no les importa pelearle al mismo diablo.
Contrariamente, cuando hay buen apoyo, padrinazgo, casi nunca tienen que apechugar, generalmente se les protege, no los exponen a lidiar encierros de ganaderías duras, muchas veces actúan con figuras extranjeras para ir arropados.
Ahora que, cuando vienen las figuras el asunto degenera, el sistema mexicano les permite hacer lo que quieran, tremendas arrastradas le dan a la fiesta mexicana.
Va un ejemplo reciente. Enrique Ponce estuvo anunciado el pasado viernes en Querétaro con bureles de la dehesa de La Punta. A la mera hora Ponce mató dos, ya designados, de Teófilo Gómez.
El sistema, la tauromafia, es quien permite que sucedan los abusos, propician que se anuncien toros por designar.