Una brillante intervención de Don Victorino Martin García, conocido ganadero español ante el Senado de la Madre Patria, me ha puesto a pensar que, únicamente con fundamentos irrebatibles, se puede defender a la Tauromaquia en el mundo entero. He tenido la suerte de poder leer toda la intervención de este caballero, y la forma en que ha desarrollado su intervención, solo nos deja ver su enorme conocimiento de la vida del toro bravo y, sobre todo, su gran talento para poder expresarlo en forma tan didáctica, que refleja su enorme calidad de un ser humano lleno de valores que, lamentablemente, para los ciudadanos instruidos, poco se escucha o se lee en la actualidad.

Victorino Martín García en el senado. Foto archivo

“La Tauromaquia es el regalo cultural de España al resto de la humanidad”, ha sido una de las frases más comentadas por los portales taurinos del mundo pues, representa la mayor realidad y la verdad más absoluta de lo que es el mundo del toro bravo en el planeta. Igualmente, se refiere directamente, en varias ocasiones, a lo que tiene que ver para el área genéticas de este maravilloso animal, como es el toro de lidia y, explica que, “en representación de una estirpe que ha seleccionado durante cientos de años un animal, el toro bravo, que además de ser la imagen más reconocida de España en cualquier punto del planeta, es uno de los tesoros genéticos de nuestro patrimonio”. Y continúa exponiendo, que “me gustaría que mi intervención hoy en la Comisión de Cultura del Senado, arrojara alguna luz que pudiera ayudar a interpretar de una manera más clara algunos de los aspectos que están hoy en juego cuando hablamos de tauromaquia”.

Y, tratando al animalismo como uno de los enemigos que existen en la actualidad, exponía que, “el animalismo es una ideología que, con diferentes matices, impone que los hombres no tienen derecho a utilizar animales para ninguno de sus fines. El animalismo, nos quiere poner en pie de igualdad a hombres y animales. Tenemos pues un movimiento internacional organizado, con el único fin de imponer un nuevo orden moral en el mundo, de manera que este sea más plano culturalmente, más homogéneo, con menos matices”. Es decir, continúa su presentación señalando que, “un mundo plano culturalmente, listo para que el vacío dejado por nuestras expresiones culturales sea colonizado, qué duda cabe, por nuevas costumbres, un pensamiento único en un mundo con consumidores homogéneos. El animalismo supondría una hecatombe cultural, económica y ecológica”.

El toro bravo en el campo. Foto archivo

Explica luego lo siguiente, “y el toro, como tótem y representación de la cultura más representativa de España, es la primera cabeza que se quieren cobrar. Pero tengámoslo claro, Señorías, detrás de los toros irá todo lo demás. El animalismo no se va a detener en la prohibición de los toros. Este es un tema tremendamente interesante, Senadoras y Senadores. ¿Qué clase de sociedad queremos? ¿Queremos una sociedad donde una parte se arrogue la potestad de decir qué puede ser visto y qué es lo que no puede ser visto? ¿Una casta inquisitorial y censora que decida qué es moral y qué es inmoral? ¿Qué es cultura y qué no es cultura?¿Velará esa casta porque solo se pueda exponer un tipo de obras de arte? ¿Habrá arte moral y arte inmoral prohibido? ¿Decidirán cómo debemos vestirnos para ir decentes? ¿Decidirán el largo de las faldas? ¿Decidirán dónde y con quién podemos besarnos?”; es decir, muchos de los fundamentos que ha expuesto este caballero español que, para aquella persona que algo entiende de lo que es respeto y libertad, no necesitaría más para decir, estoy hablando de cosas tan importantes que, lo contrario sería, acabar con parte de la ecología del planeta, y terminar con uno de los animales maravillosos que siempre tendremos que admirar los seres vivos de bien.