Para cualquier aficionado que se precie, el hecho de contemplar los dos primeros carteles que se han confeccionado en Madrid, tanto para el domingo de Ramos como el de Resurrección, aquello ya es una bocanada de aire fresco para el alma. Sin duda alguna que, para los aficionados del clavel se trata de dos carteles soporíferos con diestros sin relumbrón, así es como pensarán todos aquellos que solo quieren ver a las figuras con el toro moribundo pero, la realidad es muy distinta a lo que puedan pensar los que solo disfrutan con las figuras y sus pantomimas.
Octavio Chacón, paradigma de la verdad
En principio, además de que los toros que se lidiarán serán toros auténticos, caso de Victorino Martín y El Torero, una garantía plena para el aficionado, el hecho de que repitan en Madrid toreros que el pasado año estuvieron muy bien en Las Ventas, eso dice mucho a favor de los aficionados venteños.
Y digo que en Madrid todo es posible porque quizás que, esos mismos carteles se dan en Olivenza y no acude nadie, sin embargo en La Villa y Corte son todo un ejemplo a seguir. Cuestión de paladares, claro. Hay un dato que es revelador, si acuden las figuras olvidémonos del toro, de eso tenemos miles de pruebas. Pese a todo, no se llenará Madrid, pero no es menos cierto que por poca gente que acuda siempre habrá más aficionados que en cualquier plaza de España.
El bello trazo del natural en las manos de Pepe Moral
Me gusta que se haga justicia con los toreros; no es que me guste, es que debe ser lo primordial. Aquello de que te incluyan en los carteles porque te llamas Toñete, ese es un bagaje muy pobre de cara a los aficionados. Sin embargo es alentador que veamos una vez más en Madrid a Fernando Robleño, curtido en mil batallas, poseedor de una verdad que aplasta y que ha triunfado muchas veces en Las Ventas.
Que vuelva Octavio Chacón es puro referente de la más absoluta verdad que, lidiando los toros de Victorino, a poco que le embista un ejemplar del ganadero de Galapagar, Chacón se sentirá como un niño con zapatos nuevos; es decir, pensando en lo que ha lidiado hasta ahora, lo de Victorino le sonará al más bello manjar. En la misma tesitura nos encontramos con Pepe Moral, un especialista con los Miura que, para mayor dicha tiene una mano izquierda admirable.
El triunfo de Juan Ortega el pasado año en Madrid
Que el triunfo tenga premio debería ser la norma en los toros pero, como sabemos, premiar al que ha triunfado en ocasiones, por no decir siempre, es una auténtica quimera. En esta ocasión se ha premiado a dos grandes triunfadores del pasado año en Madrid que el pasado año ilusionaron muchísimo a dicha plaza.
Ahí está el caso de Juan Ortega que cortó una oreja de mucho peso el día 15 de agosto y al pobre no le sirvió de nada. Eso sí, cuando comprobó que le habían llamado para Madrid para que refrende su éxito, su alegría era desbordante, cosa lógica y cabal.
El lento natural de Pablo Aguado
Pablo Aguado estuvo muy bien en otoño, razón por la que se le ha repetido ahora que, con toda seguridad, como sus compañeros, tratará de conseguir el contrato para San Isidro que, tratándose de Madrid, es el primer fundamento para todo torero. Y les acompañará David Galván, un torero que ha triunfado en Madrid con los terroríficos Saltillos y que es merecedor de volver a pisar esa arena en la que siempre se jugó la vida sin trampa ni cartón.
Como explico, unos carteles muy “normalitos” diría el otro, pero llenos de verdad y de justicia, los valores auténticos que deberían de rociar a toda la torería y dejarnos de pamplinas con las figuras y con los toros que suelen traerse debajo del brazo para lograr el triunfo ante esos púbicos benévolos que solo quieren que triunfe la figura de turno, idea muy pobre, pero demasiado recalcada y expandida por todas las plazas del mundo.