En esta ocasión, me he interesado bastante por el artículo de mi compañero José Mata acerca de la relación “amistosa” que mantienen Rafael Herrerías y Miguel Alemán Magnani y, sobretodo, creo oportuno comentarlo debido a que me llama la atención los diversos comentarios de ustedes, amigos lectores.
Comienzo por lo que nos interesa a nosotros, los toros en la Plaza México. Por qué mantener por años en la Monumental Plaza de Toros México a un empresario que lo único que ha aportado a la fiesta es que el público se ausente del coso; la falta de auténticos toros, el engaño del novillo por el toro, irregularidades en la confección de carteles en cuanto a rejoneadores y matadores de a pie – supuestamente el 50% deben ser mexicanos -, toreros que merecen estar en las Temporadas, no aparecen por caprichos estólidos.
Quedan más irregularidades por mencionar, pero a mi juicio, creo que estas son algunas de las más importantes, así como la compra de algunos que poseen micrófonos y plumas. ¿Acaso no se dan cuenta que el público no se chupa el dedo?
Quizá para muchos no sea ninguna sorpresa ni nada nuevo, la amistad Herrerías-Alemán, pero vaya que han sorprendido los datos de cifras estratosféricas que maneja dicha relación.
Es necesario tocar el tema del estado de Veracruz, así como de su equipo de fútbol, no para meternos en asuntos de política que no nos corresponden, sino simplemente para darnos una idea de hasta dónde llega la capacidad de estos hombres para lograr objetivos sucios a costa del pueblo.
Sociedades con toreros, ganaderos y ahora políticos, sólo han acabado con la fiesta. El toreo es una fiesta del público en el que deben y pueden ganar todos si hay buenos manejos y no intereses, compromisos ni imposiciones.
La revista PROCESO ha destapado una irregularidad más de Rafael Herrerías en esta ocasión conjuntamente con Miguel Alemán Magnani, así mismo el actual gobernador del estado de Veracruz, Fidel Herrera, lo ha hecho. Mi enhorabuena también a los periodistas Héctor Huerta y Raúl Ochoa por su artículo.
Muchos han callado por necesidad, pero los aficionados a la fiesta ya no lo harán. Las cosas caen por su propio peso y tarde o temprano la verdad y la justicia aparece. Urge que esta administración – cáncer - llegue a su fin. Queremos recuperar una fiesta que nos pertenece.
Esta es una breve reflexión que busca ser alimentada con los comentarios y opiniones de ustedes, amigos aficionados, que son quienes tienen derecho a exigir porque son los verdaderos dueños de la fiesta de los toros.