inicio / opinion y toros
 
   
   
Inicio
Editorial
Opinión
División de Opiniones
El Arte del Rejoneo
Reportajes
Mano a Mano
Tribunas
Noticias
San Isidro
Enlaces
Novedad Quiénes somos
Buscador OyT
   
 
Previsión del tiempo para MADRID
 
 
Gracias por seguir con nosotros
  OTOÑO EN NÎMES  
   Por Mary Carmen CH. Rivadeneyra - México
[ 01/11/2016 ]
 
     
 

Así como el viento otoñal arrulla las hojas que se desprenden de los árboles, de la misma forma fui llevada desde la ciudad de México a Nîmes, un regalo de vida para una mexicana con alma taurina.

La estación de trenes, Gare de Nîmes, tiene la bondad de abrirse de capa para que sus visitantes encuentren a su salida un sendero con una fuente lateral, que entona un canto melodioso y que acompaña cada paso placenteramente hasta llegar poco a poco al centro de la ciudad.

Esta avenida está cubierta de árboles, algunos de ellos los sorprendí escogiendo sutilmente su terno en color tabaco y oro para lucir esta temporada.

La sorpresa fue por fin ver a La Fontaine Pradier, hermosa obra esculpida en 1851 por James Pradier, quien con su cincel, dejó claro rendir un homenaje a uno de los cuatro elementos principales de la naturaleza, el agua y su importancia para la vida del planeta.

Caminamos mi amiga y yo, para llegar al preámbulo del coliseo y hacer una reverencia a la  emblemática escultura de Cristian Montcouquiol, Nimeño II. Recordé que a los trece años de edad, vi torear a Nimeño en la Plaza de Toros México, mi adolescencia siempre tuvo mucha vitamina taurina, en aquel entonces me impresionó su personalidad me asombraba su rostro de ojos góticos y a la vez, el contraste de su sonrisa que simulaba el emblemático Arco del Triunfo, por los pliegues que se dibujaban a un costado de su boca. Pasaron los años, un día que iba a la universidad, cuando el sol aún no despertaba del todo, un hombre colgaba los periódicos que aún tenían olor a tinta fresca para su venta y, en primera plana, la trágica noticia de que el torero se había quitado la vida; fue impactante y  al vez curioso, en ese momento de tan ingrata sorpresa, un dije de ámbar que colgaba de mi cuello se me cayó. Desde entonces quise ir a Nîmes. Aun viviendo en París, no tuve la oportunidad, hasta este otoño de 2016.

Fue necesario fluir como el agua de aquella fuente para llegar a ver de cerca la escultura que rinde homenaje al Matador Montcouquiol. Impresionante efigie en bronce color de luto, que al contacto con el sol, era candela pura. En ese metal  se perpetuó al torero con su rostro fino, su traje de luces, sin luces y su capote silente en señal de eternidad. Mis ojos miraron por largos minutos su esbelta y alta figura y mis manos conservan el bordado de su terno a altas temperaturas.

Me alejé de la estatua muy conmovida, pensando que está por cumplirse un aniversario luctuoso más del Matador Nimeño, el próximo 25 de noviembre, día que el cielo se eclipsó.


.

El Coliseo al fondo, era lo que por años me indujo a vivir un sueño, ver en vivo Les arenes de Nîmes, tocar con los ojos su misma arena, pues no permiten bajar hasta su sitio ceremonial, pero sí poder gozar de su impresionante belleza de piedras llenas de enigmas.

La temporada de toros había finalizado unos cuantos días atrás, no todo es perfecto, en otro año quizá, podré presenciar una corrida; mientras tanto, dejé la posmodernidad a un lado, ya que en ese momento me incomodaba y le pedí permiso al tiempo para entrometerme en su pretérito a través la belleza petrificada del recinto. Subí sigilosa y comprobé que todas las plazas tienen su propia fisonomía, me encontré con un ruedo que no era tal, pues era sonriente y ovalado, con el rostro claroscuro que dibujaba el sol y la sombra. La algarabía del tendido pareciera que se había quedado suspendida en el aire, sumándose a las exclamaciones de cientos de voces humanas que presenciaron espectáculos en este lugar siglos atrás, y que hoy en día gritan con la misma intensidad; uno puede escucharlas, con tan solo cerrar los ojos. ¡Es fascinante!

El redondel conserva los colores de sus piedras grisáceas, unas más claras, otras caprichosamente oscuras; todos sus espacios gratifican, pero al llegar a lo más alto, el gozo siguiente es apreciar la arquitectura colosal del Anfiteatro Romano, resulta atractivo llegar a las alturas, el contorno también es un mirador extraordinario, se puede contemplar la ciudad en todos sus puntos cardinales y sus calles retorcidas por el tiempo que muestran vestigios romanos.

Imaginé las 24,000 personas que en algún momento se congregaron en este  espacio,  tanto en el tiempo que eran espectáculos de combate entre  gladiadores, como también lo fue un sitio de resguardo durante las invasiones que atacaban la ciudad en la época romana. Con 133 metros de longitud por 101 metros de anchura y 21 metros de altura, el edificio está constituido por dos muros de setenta arcadas, dominados por un ático y separados por una firme cornisa. Ante todo esto, la mirada se convierte en panorámica.

También el coliseo se usó para correr a los toros de la camargue, allá por el año de 1813  tiempo después, recibió la herencia de las primeras corridas de España. Con el tiempo, no pudo tener mejor función que la que tiene desde hace ya varios años, el desarrollo de las corridas de toros, reflejo de que en Francia, se respeta la libertad ajena, la tauromaquia es patrimonio cultural, que rescata la importancia del toro y su fiesta través de su valor milenario, como  último ritual de muerte ante su público, nacional y extranjero en este siglo.


.

Vivir Nîmes no tiene adjetivo, es un placer que se goza a través de todo su recorrido, al recapacitar todo el gran conjunto de hechos históricos que van surgiendo en donde uno se detiene a imaginar las sociedades antiguamente ocupadas por Volscos, Celtas, Visigodos Árabes y Romanos, que fueron un símbolo de potencia ante Roma, se atestigua un completo esplendor, por toda la ciudad, por ejemplo, la Puerta de Augusto, La Torre Magna, El Pont du Gar, La Maison Carrée. Entre otros sitios.

Sabemos los taurinos que las fiestas de Nîmes tiene como los tercios de la lidia, tres ferias importantes: La de primavera en febrero, de Pentecostés en mayo o junio, y de la vendimia en septiembre, todas atraen a cientos de aficionados que gozan de los eventos que acompañan los festejos en la ciudad.

No cabe duda que el toro de lidia y su paso transcultural por varias geografías le sigue dando el valor de lo que es, todo un tótem que merece pisar las arenas más prestigiadas de diversas arquitecturas, coliseos y plazas de prestigio para su ritual de muerte, en donde los aficionados que son escogidos por la misma tauromaquia gozan y ejemplifican que el hombre es en todo momento hacedor de fiestas, de juegos y júbilo y también, por qué no, rinde un homenaje a la muerte que acompaña al toro en su rito, mismo que lo hace eterno y digno a través de su propia muerte.

¡Viva Nîmes!

¡Merci beaucoup France!

 
     
   
 
   
     
  haznos tu página de inicio   
 
EL FINAL DE UNA ETAPA
LLEGAMOS A DONDE QUISIMOS. PUNTO Y SEGUIDO
ETERNAMENTE… GRACIAS
Op. / Castro
Editorial del Mes
Op. / Plá
EL FINAL DE UNA ETAPA
LLEGAMOS A DONDE QUISIMOS. PUNTO Y SEGUIDO
ETERNAMENTE… GRACIAS
 
D. MÁXIMO GARCÍA PADRÓS: El Ángel de la Guarda de los toreros
¿QUÉ HA SIDO LO MEJOR DE LA TEMPORADA 2018?
LA FERIA QUE LO CAMBIA TODO
Mano a mano
Div. Opiniones
Reportajes
D. MÁXIMO GARCÍA PADRÓS: El Ángel de la ...
¿QUÉ HA SIDO LO MEJOR DE LA TEMPORADA 2018?
LA FERIA QUE LO CAMBIA TODO
 
TOROS EN QUITO: DE MAL EN PEOR / Mary Carmen CH. Rivadeneyra
UNA ETAPA MÁS / Mary Carmen CH. Rivadeneyra
NO VALE RENDIRSE / Mary Carmen CH. Rivadeneyra
Op. / Ecuador
Op. / España
Op. / Venezuela
TOROS EN QUITO: DE MAL EN PEOR
UNA ETAPA MÁS
NO VALE RENDIRSE
TODAS LAS NOTICIAS DE CADA PAÍS
España   Francia   Portugal   Colombia   México   Ecuador   Perú   Venezuela 
 
Oyt en Facebook
 
Oyt en Twitter
 
 
     
 
 
 
     
escucha el pasodoble  
 
 
   
  opinionytoros.com  
© diseño web BIT FACTORY, S.L.
Antolín Castro Luis Pla Ventura