DESCRIPCIÓN: La nueva puya de picar tiene externamente la misma apariencia que una puya de las reglamentarias, conservando similares dimensiones. Su principal diferencia radica en la particularidad de que se ha introducido un mecanismo que permite que una vez la puya haya entrado hasta la cruceta, ésta retrocede y arrastra internamente la pirámide cortante que queda oculta dentro de la zona que corresponde al encordelado.
FUNDAMENTOS: La nueva puya de picar pretende en la medida de lo posible resolver los inconvenientes que plantea la puya reglamentaria actual, esto es:
La puya que contempla el actual reglamento está constituida por una pirámide de acero de base triangular con tres aristas afiladas seguida por una zona encordelada que se continúa hasta la cruceta que actúa como tope.
Esta puya reglamentaria actual penetra atravesando la piel del toro, y una vez se encuentra dentro de la anatomía del animal sigue cortando sin discriminación alguna entre cualquier tipo de tejido ( muscular, nervioso, ligamentos, tendones, vascular, óseo, cartilaginoso…) pues como es lógico y los estudios realizados así los confirman, cada movimiento que se produzca sea por parte del conjunto caballo picador o el toro se traduce en una nueva trayectoria o aumento en las dimensiones de las heridas.
Las lesiones provocadas por la puya reglamentaria actual (usada desde el año 1962) producen en innumerables ocasiones la inutilización de los toros o mermas que dan al traste con lo que pudieran haber sido importantes faenas con el consiguiente triunfo para el torero y el ganadero, así como satisfacción para el público que acude a presenciar dichos espectáculos.
Según se ha podido constatar en estudios veterinarios efectuados sobre una muestra de 90 toros picados con la puya reglamentaria actual, la longitud de las trayectorias en muchos casos superaba hasta en cuatro veces la longitud de la puya.
El tema de los daños nocivos para la lidia provocados por la puya ha sido objeto de debate en el mundo del toro desde hace más de cien años, con la salvedad de que éstos antes que solucionarse se han ido agravando considerablemente con el correr de los años, llegando a la situación actual que es la más negativa en ese sentido, ya que la puya ha ido evolucionando hacia un modelo que es la actual reglamentaria que es la más lesiva por sus características que la diferencian mucho de las que la han precedido, así mismo tenemos que sumarle la evolución en cuanto al tipo de caballo utilizado que multiplica el poder lesivo de aquella en cuanto que el toro permanece durante más tiempo a merced del picador y le aporta un mejor punto de apoyo para recargar en el cometido de provocar lesiones de mayores proporciones, independientemente del quebranto físico que supone la pelea con un animal de tamaño y peso tan desproporcionados.
En base a todo lo anterior y mi experiencia como picador de toros desde el año 1.991, acometí la tarea de diseñar un modelo de puya que siendo lo más parecida a la que se usa en la actualidad, remediara en la medida de lo posible sus inconvenientes.
Dado que modificar las características del caballo utilizado (raza y disminuir el peso) sería repercutir en la seguridad de los picadores aumentando el riesgo que tendrían que asumir, considero que una forma de beneficiar la lidia en su conjunto sin que ningún colectivo se sintiera perjudicado sería disminuir el poder lesivo de la puya.
La puya de mi invención (en teoría y en prácticas realizadas hasta el momento) consigue esto, pues una vez ha entrado hasta la cruceta y al ocultarse la pirámide cortante en el interior de la zona encordelada, la longitud de puya dentro del toro sigue siendo la misma, pero desaparece la acción de seguir cortando en sentido lateral y provocar más trayectorias, disminuyendo así la probabilidad de seccionar estructuras anatómicas que son necesarias al toro para mantenerse en unas condiciones optimas para el transcurso de la lidia. De esta forma pretendemos que la suerte de varas más que una merma provocada exclusivamente por las lesiones anatómicas (que en muchas ocasiones son invalidantes) sea una merma combinación entre lesiones anatómicas y desgaste físico que tiene menos probabilidades de provocar la inutilización del toro.
Hasta el momento, desde que se realizó el primer modelo, hemos picado 51 toros a puerta cerrada con esta nueva puya, y basándonos en las condiciones en que quedan los toros tras ser picados las conclusiones han sido muy favorables en el sentido de que se consigue el objetivo propuesto.
Los 51 toros correspondían a distintas ganaderías: Torrestrella, El Torero, Algarra, Albarreal, Murube, Juan Pedro Domecq, Miura, Clotilde Calvo y Gavira.
Considero que el número de toros con los que hemos probado aún no es suficiente para poder sacar conclusiones definitivas, pues cualquier estudio que se realice necesitaría de una muestra lo suficientemente significativa para poder establecer las diferencias entre lo nuevo y lo que existe hasta el momento, pero si que hemos podido comprobar que el funcionamiento y el uso de la nueva puya por sus características no supone ningún tipo de riesgo adicional con respecto al uso de la reglamentaria, y por tanto no pueda ser asumido a la hora de utilizar una en lugar de otra.
Con la nueva puya se pretende aportar en beneficio de la Fiesta incidiendo sobre la suerte de varas y la lidia en conjunto.