Estamos frente al teclado en nuestra oficina del hogar. Acabamos de recibir la triste noticia del fallecimiento de nuestro querido amigo y juez de plaza, Francisco Ramírez.
Nos preparamos para llevar a cabo un escrito en reflexión a este lamentable acontecimiento. Ahí, cerca de nosotros, en una mesita, está la foto del Lic Ramírez, con Miguel Armillita, Manolo Arruza y el que esto escribe plasmada para siempre, hoy en el recuerdo.
Queremos que no nos falte la fluidez del verbo, para seguir expresándonos de nuestros sentimientos, pero la tristeza y la nostalgia de tiempos ya idos y compartidos con el desaparecido amigo lo evita como deseamos. Perdón, a todos los que hacen el favor de leernos. Cuando alguien se va al viaje eterno, no logramos esa manifestación de duelo, como deseamos.
Hemos perdido un gran ser humano y trato con un nudo en la garganta de decirle adios… no, adios, no… un hasta luego… y te recordaré Francisco, en tarde de toros… cuando suene el clarín en el oro y seda de nuestra fiesta taurómaca, en el esbozo de la media verónica… ahí estará tu recuerdo… sonriente, amable en el palco que ocupaste en patio de cuadrillas antes del festejo.
…y solo me basta decirte… con una lágrima nostálgica, hasta luego querido mago, Francisco Ramírez… hasta volvernos a ver…