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Todo el país pensaba en que la libertad y el respeto iban a volver a este encantador país sudamericano que se encuentra en la mitad del mundo pero, lamentablemente, la “mafia política del gobierno” realizó –según dicen- el fraude más impresionante y grande que se haya visto y, luego de la malhadada fecha del 02 de abril del año en curso, aquel segundo paso que creímos que se iba a dar, parece que, por lo menos por algún tiempo, tendremos que seguirlo esperando. En momentos como este, recuerdo aquel estribillo de nuestros antepasados que decían: “último día de fascismo y primero de lo mismo”. Ya que, aunque se acabó la era de la prepotencia del Correísmo, está por comenzar la era del “cordero y el lobo feroz”. Es decir, aquel ser que se presenta como un hombre (presidente de la República) indefenso “con piel de cordero pero, que en realidad, es peor que el lobo feroz de los cuentos”. Por esa razón, el lunes 03 de abril, el pueblo ecuatoriano bueno, de tantas gestas heroicas, se levantó triste.
Sin embargo, creo que pese a que no se pudo dar un paso adelante para la rehabilitación de la tauromaquia en este hermoso Ecuador, los taurinos tenemos que unirnos en este momento y, en lo que nos dejó la consulta popular del 7 de mayo del 2011, comenzar a trabajar para incrementar los festejos taurinos y demostrarles a estos “políticos de izquierda” (animalistas equivocados), que “sí se puede”, como fue el grito de los ecuatorianos a nuestra selección nacional de fútbol, cuando queríamos por primera ocasión llegar a participar en un campeonato del mundo, que al final si lo conseguimos.
En otras palabras, trabajar en los 98 de los 210 cantones que tiene el país y que fueron aquellos donde triunfó el No en la pregunta No 8 y donde sí se pueden realizar festejos taurinos a la usanza española; de esta forma, generar ese amor a la fiesta brava, para que los jóvenes de esas localidades, comiencen a pensar en la belleza de este arte maravilloso y, llegar a que, hasta los más incrédulos, apoyen a esta encantadora fiesta y, de esa manera, poco a poco, la fiesta brava vaya ingresando en todo el país con fuerza. Es obvio, que para ello, tienen que apoyar los aficionados, las autoridades seccionales, los ganaderos y, como es lógico, los toreros y subalternos.
La feria “Jesús del Gran Poder” de la ciudad de Quito, que era el estandarte taurino en el Ecuador, América y el mundo, lamentablemente, tendrá que esperar pues, mientras sigan estos gobernantes, creo que nada es posible hacer pero, si se puede aprovechar el espacio que nos dejó la consulta popular del 2011, ya que, ahora nos corresponde a los taurinos de todos los estamentos, hacernos cargo de sacar a la tauromaquia adelante, pese a tanta oposición pero, eso sí, nunca dejarla morir. Los ecuatorianos hemos sido parte de la fiesta de los toros desde su descubrimiento y, aquello que quedó en el país como una tradición, debemos mantenerla y tratar, cada día, de mejorarla y ponerla en las primeras noticias taurinas del mundo.
De los momentos de crisis, en todos los ámbitos de la vida, se han sacado las mejores soluciones y, no creo que, bajo ningún término, los taurinos que, por algo somos los más inteligentes, no podamos hacerlo y dejemos escapar esta nueva oportunidad que la vida nos ofrece. Eso sí, con dedicación y colaborando como cada uno pueda, para que algún día, podamos sin reparo alguno, tener gobernantes que entiendan que salvo en las dictaduras, nadie puede obligar a nadie a pensar igual y, que las palabras respeto y libertad, sean aquellas que guíen el destino del mundo del toro bravo en este maravilloso país, por sus recursos naturales, su gente y todo lo que existe en ella, aunque sus políticos sean de última. Estoy seguro que Dios, que sí es taurino, nos ayudará y, a todo pulmón, podremos decir –ojalá pronto-, “vamos a lo toros y que Dios reparta suerte”.
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