Después de dejar unas semanas de reflexión y disfrutar de unos dias de vacaciones no alejado de la actualidad taurina, no queria pasar por alto el realizar un articulo en referencia a la despedida del diestro sevillano Morante de la Puebla.
Muy pocos pueden discutir que el espada de la Puebla del Río, es uno de los últimos que quedaban con embrujo, personalidad y arte, siendo su retirada una mala noticia para la tauromaquia. El defiende, sentirse harto de la competencia natural de la temporada y del desgaste que te produce teniéndote que poner el traje de luces todas las tardes.
Esta fue una decisión que cogió por sorpresa a toda la familia taurina, que no se esperaban que una de las figuras del toreo más importantes del momento, abandonara el escalafón a mitad de temporada y con bastantes compromisos en ferias de importancia. Pero por otro lado no nos pilla de sopetón, sabíamos que estas últimas temporadas, no se encontraba muy centrado y le era muy difícil expresar la manera de concebir el toreo que tenía en la cabeza.
Es la tercera retirada que anuncia el diestro sevillano en toda su carrera. La primera fue en 2004, cuando decidió marcharse a la ciudad estadounidense de Miami, después de sufrir una depresión. También la cortó de golpe en el 2007, aludiendo que había perdido la ilusión. Yo personalmente creo que esto puede ser un enfado repentino, se trata de un torero singular, torear es lo que mejor sabe hacer y lo que mas le llena en su vida y los aficionados como yo queremos seguir disfrutando de su arte. Cuando decida volver, la expectación que suscite aumentará. Un ejemplo muy claro lo tenemos con José Tomas, todos desean hacer como el de Galapagar, torear muy poco y ganar mucho dinero. Pero yo espero que el sevillano cuando decida volver sea con todas las consecuencias y con la responsabilidad de máxima figura del toreo que es.
El espada, como cualquier artista en su ámbito, tiene todo su derecho del mundo a dejar de ejercer en público su profesión, cuando no tenga ilusión, ánimo o ganas. Los aficionados lamentaremos su ausencia de los ruedos y tendremos en la retina, las hermosas tardes que nos ha regalado. Morante tiene todo su derecho a llevar su carrera como quiera o a interrumpirla cuando desee. Otra cosa son las razones que aduce. Estoy muy de acuerdo con una reflexión que realizo el periodista Andrés Amorós, ¿no será que se ha cansado de recibir broncas, por no hacer nada, con toros no exageradamente voluminosos pero si carentes de casta, que son los que él o su equipo han elegido?. A todos nos gusta realizar nuestro trabajo sin arriesgar casi nada y con la máxima facilidad posible, pero ser primera figura del toreo implica una exigencia, por parte del publico que paga y exige entrega.
No puede ser la actuación de presidentes y veterinarios la razón de su marcha. Se habrá retirado porque no puede torear, porque ha perdido la ilusión, porque su cabeza ya no está centrada, etc. Se habrá retirado porque no se encuentre a si mismo, porque se siente perdido y no capaz de encontrarse, pero no por culpa de nadie. Estoy seguro que una vez que ordene su cabeza y acepte su responsabilidad, volverá a ponerse el traje de luces y con las pilas recargadas.
Y como no podía ser de otra forma, en estos últimos meses, no podían mantenerse al margen los antitaurinos que a través de las redes sociales se han hecho sentir, con mensajes como: “Morante anuncia su retirada, un torturador menos”, “Y yo pensando que Morante se retiraba por haberse dado cuenta que es un asesino. Matar le aburre, ahora tendrá que evolucionar”, “Dice Morante que se retira del toreo,…., no es porque se ha hecho antitaurino y no sabe como decirlo” etc. Como siempre esperemos, que la justicia, ponga a cada uno en su sitio.
Ha sido una retirada, muy a su estilo, yo personalmente no le veía despidiéndose haciendo una temporada de retirada, como han hecho muchos otros. Él cuando no se ha sentido a gusto, ha cogido sus bártulos y y ha dicho ¡ahí os quedáis, que yo me marcho!. Ha sido diferente, hasta para esto.