Las corridas de toros son presididas por la autoridad gubernativa.
El juez de plaza, llamado presidente en España, actúa como juez de la lidia y debe de velar por el cumplimiento del reglamento.
El el palco que ocupa el sr Juez, toman asiento dos asesores, un veterinario y un técnico taurino, que a veces es un torero retirado, o en su defecto un aficionado de notoria y no menos reconocida competencia. Tanto el asesor veterinario como el taurino se limitan a exponer solo su opinión sobre cualquier punto que el juez les consulte, quien puede o no aceptar su opinión.
El juez tiene un juego de 4 pañuelos: blanco, para dar órdenes de comenzar el festejo, asi como los cambios de suerte y la concesión de trofeos a los toreros; el verde para devolver los toros al corral cuando sea necesario; el rojo para poner banderillas negras, lo cual es raro ver en la lidia del toro de estos días, y el azul para premiar la bravura del toro, unavez muerto, al que las mulillas darán la vuelta al ruedo.
Recordando al juez de plaza nos viene a la memoria al recién desaparecido lic. Francisco Ramírez, juez de plaza de el coso Alberto Balderas y de la desaparecida plaza Monumental de Cd Juarez, a quien con nostalgia recordamos en este escrito.