Si en el resumen que hice del año 2016 dijimos que fue un año duro para los aficionados a los toros, todos teníamos en la mente la trágica muerte del diestro segoviano Víctor Barrio. Este año, en el mes de junio, nadie nos lo podíamos creer cuando a través de los diferentes medios de comunicación según salíamos de la Corrida de la Cultura en Madrid, se nos informaba del fallecimiento de Iván Fandiño en un coso francés, por las astas de un toro que llevaba el hierro de Baltasar Iban. Todavía no teníamos asimilada la noticia del espada de Sepúlveda, cuando se nos vino encima el batacazo de Iván Fandiño.
Con noticias drásticas como estas, debemos darnos cuenta, que la fiesta de los toros por mucho que nosotros mismos la critiquemos constantemente, es un espectáculo en el que está en juego la vida y muerte de una persona. Muy pocas cosas en la vida tienen la autenticidad que tiene la tauromaquia. En ella hay una serie de valores intrínsecos en ella, por mucho que los taurinos mismos se los quieran cargar, que no van acordes con los tiempos actuales que nos tocan vivir. Términos como pueden ser “la pureza, el dolor, sacrificio, la sangre, muerte, etc”, que la propia sociedad moderna quiere eliminar, pero están muy presentes en la tauromaquia, de ahí todos los ataques que estamos sufriendo.
Aparte de la muerte del espada vasco Iván Fandiño, este año nos han dejado otra serie de personas, que han sido estandartes de la tauromaquia, desde su propio ámbito. Nos dejó el gran Victorino Martin, para mí el mayor alquimista de la bravura y el mejor ganadero por lo menos del Siglo XXI que yo he podido conocer. También los espadas Dámaso González, Gregorio Sánchez, Sebastián Palomo Linares, etc. Personas que no necesariamente han sido actores principales del espectáculo, sino que desde su ámbito han contribuido a dar grandeza a la fiesta de los toros. No me quiero olvidar personalmente de Manuel, un señor mayor de mi andanada del tendido 7, que ha enseñado y nos ha hecho aficionados a muchos jóvenes que por ahí hemos pasado, con su gran conocimiento y el fervor con el que transmitía el amor que tenia por la fiesta de los toros. Seguro que me olvido de citar a muchos de ellos, pero no dudo que todos ellos estarán en el cielo protegiéndonos y esperando con ganas el inicio de la nueva temporada, para observarla desde su andanada particular.
En lo estrictamente taurino, se presentaba un año con la expectación que generaba el desembarco de Simón Casas en la capital del toreo que es Madrid. Ya habréis podido leer un extenso resumen sobre este primer año que hice para OyT, pudiendo observar que la revolución que el pregonó a los cuatro vientos, finalmente no fue para tanto, como todo tuvo sus luces y sombras.
Pero en este pequeño resumen de temporada, lo que pretendo es dar un breve apunte de cómo está el sector de la tauromaquia en general. No quiero hablar de toreros, ganadería, ni de plazas en particular, para eso ya estarán mis compañeros que lo hacen mucho mejor que yo y de una manera mucho más real.
Querría apuntar, que veo totalmente necesario para este nuevo año que comienza, que el sector de la tauromaquia se abra a la sociedad actual y a los tiempos modernos que nos tocan vivir. Siempre entendiendo que hay una serie de valores intrínsecos dentro del espectáculo, que no pueden ser modificados, sin esos valores de integridad, pureza y emoción la fiesta de los toros, no tiene ningún tipo de sentido. Eso es lo que hace en si particular y diferente a este arte.
Debemos de ser conscientes que la tauromaquia ya no es una cosa que esté en el día a día de los ciudadanos. Hace cuarenta o cincuenta años, era normal ver a la gente hablar de toros por las calles o ver en los medios de comunicación noticias y programas sobre ella. Ahora existe una total desinformación, nadie habla de ella, ni tenemos ningún tipo de difusión. En esto quiero dar mi reconocimiento personal al gran trabajo que está haciendo Plaza 1, en especial José Ramón Lozano (encargado del Departamento de Comunicación), de cómo están haciendo las cosas través de las diferentes redes sociales, marquesinas publicitarias, spots en diferentes medios de comunicación, etc., para que la fiesta de los toros vuelva estar en el día a día, teniendo la difusión que hemos perdido. Ya no vale, como pasaba veinte años atrás, con poner un cartel en la plaza de toros anunciado los próximos festejos, ahora debemos hacer un trabajo muy duro para llegar al consumidor final. Antes los espectadores acudían a los espectáculos sin necesidad casi de promoción, ahora se han cambiado las tornas, somos nosotros los que debemos de llegar a los ciudadanos para venderles nuestro producto.
Personalmente creo que si esto lo hacemos realmente bien y conseguimos llegar a ella, el número de espectadores crecerá exponencialmente en las diferentes plazas. Mucha gente está cansada de una sociedad en la que únicamente se le vende, “la falsedad, mediocridad, el engaño”. La gente está muy necesitada y está demandando valores como los que tiene la fiesta de los toros que ya hemos citado anteriormente y no podemos cambiarlos ni eliminarlos.
Para finalizar veo totalmente necesario que ya va siendo hora que todos los estamentos de la fiesta, se sienten un día y se reúnan, para hacer un frente común. Hay cosas dentro del espectáculo, que como ya hemos dicho al inicio deben de cambiar. Ahí tenemos que estar los diferentes sectores todos unidos para llegar a un acuerdo común. Debemos de dejarnos de intereses particulares y mirar un poco más por el futuro de la tauromaquia en general. Estar todos unidos, ya que los tiempos que nos ha tocado vivir no son nada sencillos. Soy consciente que esto se lleva reclamando muchos años y nunca se llega a conseguir, pero debo advertirles que no debemos perder el tiempo. Si esto último no lo conseguimos, vamos a ser nosotros mismos los que nos carguemos la tauromaquia.
Quisiera agradecer una feliz salida y entrada de año, en especial para todo el equipo de Opinionytoros, que me ofrece la posibilidad de escribir en su portal y a todos los lectores, que sacan un rato de su valioso tiempo, para leer a un humilde servidor. Muchas gracias a todos y fuerza para el año 2018.