La semana que pasó, no se puede negar, estuvo llena de emociones. De esas, que mantienen viva la Fiesta y que, si en algún momento estuviesen cargadas de morbo, pues toca asumirlo como una manifestación tan humana como el amor y además ya vamos advertidos. Vale aclarar que también se dieron emociones motivadas por el toro que embiste y el torero que interpreta esa “música callada del toreo” como escribía Bergamín.
Castella y Luís Bolívar se llevaron sendas palizas, a cuál más revestidas de puntadas de tragedia. Por fortuna, no pasaron de ser eso: unas señoras palizas.
Valientes y curtidos en este bronco mundo del toro, ambos toreros echaron mano de profesionalismo y terminaron su compromiso con honor.
No por ser el paisano, creemos que Bolívar se merece más contratos y de los buenos. Con el toro que le cogió, que era el único en esa “famosa “corrida de las naciones, se mostró muy puesto y haciéndolo todo con más que decoro.
De la corrida de las naciones no podemos pasar en alto, la actuación del manito Luís David, de los Adame, va por buen camino y hay que seguirlo.
Igualmente, y así sea en otro párrafo, vale recordar lo dura que salió la de El Pilar, lidiada por 6 matadores…Una corrida dura, muy dura en todas sus manifestaciones; de los mansos a los que pedían el carné de mala manera.
La voltereta de Castella fue en la corrida de Domingo Hernández alternando con Ponce y Colombo que confirmaba alternativa. No dieron los toros salmantinos para grandes triunfos, no obstante, el francés dejó momentos importantes en el quinto. Ponce cumplió en lo suyo que es una constante y Colombo defraudó; este chico pareciera no estar maduro aún para el toro, tiene valor, tiene frescura en su quehacer y hasta personalidad propia; pero pierde los papeles con facilidad. El venezolano se “reivindicó” con la de El Pilar andando muy lucido y seguro en primero y segundo tercios; en el último volvió a defeccionar.
Devolviéndonos a la corrida de Torrehandilla, tendremos que decir que despachó a tres buenos toreros, Luque, Galván y Álvaro Lorenzo con los esportones vacíos.
Don Victoriano del Río embarcó una mansada para Castella, Manzanares y Cayetano. En esta tarde Castella cumplió sin dolerse de la paliza de 2 días antes; el niño de José Mari, la verdad es que por Madrid ha pasado sin dejar nada especial para el recuerdo “vale decir, que tampoco le han ayudado los sorteos “. Y el que sí que nos deja muy buen sabor de boca ha sido Cayetano; torería y raza en un solo envase. Una sola actuación en San Isidro en la que subió la temperatura al tendido, tapando su escaso mando con esas dotes bien heredadas de su padre y de su abuelo materno. Bien por Cayetano Rivera Ordoñez.
Épica la tarde de rejones con Pablo Hermoso, Sergio Galán y Lea Vicens. En medio de la lluvia cumplieron con valentía y profesionalismo.
Dejamos para cerrar, La Miurada. Tres primeros sosos y a los que solo acompañaba ese peligro sordo de la casa y tres últimos muy en Miura que sí que despertaron al graderío. Interesante dentro de lo que puede ofrecer este tipo de corridas, en las que Toreros, así en mayúsculas, como Rafaelillo, Pepe Moral y Román que recién entra en este club, quedan matriculados de por vida.
Va pues llegando San Isidro versión 2018 a su fin. Una semana que hoy comenzó y hasta el verano y la de otoño.
Estaremos D.M. con nuestro próximo resumen en 8 días.