En un marco histórico de intensa movilidad social que se vive en México, se llevó a cabo la cuarta corrida de la temporada grande en el coso de Insurgentes, en una tarde en que la ciudad lucía un cielo despejado y de sol sonriente.
Después del paseíllo, que ejemplifica la estructura social de la comitiva, los diestros Diego Urdiales, Octavio García “El Payo” y Sergio Flores, recibieron la cálida ovación en los tercios de la plaza.
En seguida, el torero Tlaxcalteca, Sergio Flores, fue condecorado por la “porra libre” al recibir el premio, Manolo Martínez por su merecido triunfo en el serial pasado, sin duda fue un momento emotivo.
La corrida de Xajay, lució presencia y deslució en conducta, una pena para la actitud tan torera que traía el brillante cartel de los matadores de toros, y para la amplia expectativa de toda la asistencia.
Sergio, vestido de poesía, en un tono “verde Lorca y oro”, siempre estuvo lleno de voluntad y determinación; ante el primero de su lote de nombre “Silverio” a base de mucho empeño, logró momentos muy significativos en las estupendas tandas por derechazos. Con sensatez, insistía para fijarlo en la pañosa, al mismo tiempo deir descifrándolo por ambos lados. Demostró que se encuentra mentalizado para triunfar y buscarles hasta el último recurso a sus astados; de esta manera, fue adaptándose a las condiciones del cárdeno. Posteriormente, introdujo el acero en una estocada fuera del sitio preciso, que prolongó que el toro se entregara al más allá, aun así, las palmas para el matador, se escucharon con calidez.
Para el sexto de la tarde, recibió con galantes verónicas a “Ganaderito”. Las cuadrillas se lucieron en el tercio banderillas, que iban decoradas a tono con el color de la casa ganadera, fuertes aplausos fueron para Gustavo Campos.
El torero de tierra brava, hizo volar como golondrina su montera para que se anclara literalmente con un ala en la arena, mientras la misma, presagió buena suerte. Flores hizo honor a su apellido, al ir bordando flores de colores en cada muletazo, como un artístico tapete de tierra tlaxcalteca. ¡flores, flores, hay muchas flores, olé…! Parecería la letra por rumba de la gran flamenca Rosario, del mismo apellido, Flores. Con esa aromática esencia, la plaza entonaba los olés, prácticamente salvó la tarde, remató las tandas por manoletinas. Se tiró a matar fallando a la primera y acertando al segundo intento que le valió finalmente la única oreja de la tarde.
Diego Urdiales escogió para la ocasión un terno color naturaleza, en “berenjena y oro”, mientras la expectativa que se tenía para ver a este torero de enormes dimensiones estéticas y técnicas se mantenía en todo momento; más de algún aficionado en el tendido comentaba la gran tarde de Bilbao y Madrid, que han sido de las mejores faenas del año en el mundo de los toros.
Pero los de Xajay en esta tarde, fueron de adusta embestida, como el primero que abrió la tarde “Muñeco” que lamentablemente no dio “juego” a pesar de tener presencia y nombre de un bonito juguete; no obstante Urdiales dejó ver su gran esmero y algunas grandes pinceladas.
Octavio García “El Payo”, quién recientemente sufrió el fuerte percance en esta misma plaz, no hace ni un mes, fue de nuevo lastimado por el primero de su lote, que era de malas ideas, un instante fue suficiente para enviarlo “al hule” en un terrible derrote que enmudeció el tendido al verlo herido. El terno sacro que llevaba en “obispo y oro” palideció, junto con él, pero tuvo el carácter de salirle de nuevo para finalizar su compromiso.
Urdiales tuvo que lidiar también al quinto de la tarde, el segundo astado de Octavio García “El Payo”, que dadas las condiciones fue imposible de lidiar.
Las cornadas son un tema, las reapariciones otro, y las supersticiones un tratado de amplio espectro.