Mientras exista un toro pastando en el campo, un torero pensado en torearlo y un público haciendo fiesta por su encuentro, vamos para adelante, pero avanzamos aún más, cuando vemos que sigue siendo inspiración de artistas y literatos en todas sus amplias dimensiones. Por tantos motivos el pasado cinco de febrero, la plaza que da y quita, la más grande y cómoda del mundo, la México, el coso y embudo de Insurgentes, celebró su LXXIII aniversario, toda una expectativa en una tarde llena de diversos matices que le dan presencia y carácter a su vigencia posmoderna.
Con un interesante cartel y toros de Los Encinos, el ganadero Eduardo Martínez Urquidi, puso en alto la divisa que hizo un buen maridaje con el sabor del toreo de los diestros, cada quién a su estilo y profesionalismo.
Pablo Hermoso de Mendoza recibió a su primero de nombre “Alberti”, en el que toreó de manera brillante, pero al final de su faena, no logró consumarlo y escuchó ambivalentes palmas y silbidos. Pero vino su segundo “Alameda” al que cortó una merecida oreja, por su labor de lidia, en la que lució el espléndidamente, su cuadra equina.
Enrique Ponce, evocó al mismo “García Márquez”, en un toreo deletreado, con un cárdeno astado que le permitió lograr su lectura hecha faena, la estocada no precisamente retumbó hasta “Macondo”, pero le otorgaron dos orejas, un tanto de más generosas, por la imprecisa colocación del acero. Para el segundo de su lote, “García Lorca”, el astado anduvo disperso por la arena, pero para Ponce no hay toro que no le arranque la embestida, el diestro con la intensidad que llevaba su terno de azul turquesa, tuvo el carácter de lograr hacerle faena, largas tandas que sacó a su antojo, la estocada encontró el sistema óseo del burel dos veces seguidas y perdió los apéndices.
Sergio Flores, siempre como su mismo apellido, anda en flores, entre claveles y “sin tregua” triunfando en cada plaza que se presenta, por lo mismo recibió con soberbios lances a la verónica a “Ortega y Gasset”, después vino una faena ambidiestra, tras una estocada certera al que le tumbó una oreja. Para su segundo cristalizó al del hierro queretano de nombre “Wollf”, logrando el mismo efecto que con el primero, lo llevó con mucho entendimiento, por derechazos, cambiados por la espalda, remates de pecho que comunicaron mucho con la afición, igual que el mismo filósofo francés lo ha hecho en estos días. Se llevó la oreja del astado ganada con pundonor, que es su impecable característica.
Luis David Adame. Lidió a “Vargas Llosa”, de una pinta entrepelado y bragado, que el joven torero tuvo la casta para sacarle faena a como diera lugar, es un gran torero de montera a zapatilla, lleno de técnica y sobre todo entrega, no le intimida nada, ni alternar con figuras consagradas, una arena movediza, ni las astas blancas; tuvo un serio momento en que el toro no perdonaba descuido, y el diestro a milésimas de distancia lo llevó por bernardinas, el astado lo sacudió dramáticamente y le dio un tabaco en la pierna izquierda, la estocada fue caída, pero hizo efectos; dos orejas le otorgó el juez. No se pensaba que saliera para lidiar el cierra plaza, sin embargo logró enfrentarse a “Savater”, al que finalmente trató de ir una y otra vez buscando el diálogo, pero reinó el silencio, ese que demarca la petenera.
Cabe destacar que no hay mejor homenaje a la plaza que recordar a los literatos que han dejado un legado en sus obras en materia taurina, un honor para la divisa verde, rosa y azul. Recordemos algunas fragancias taurinas de estos maestros de las letras:
Rafael Alberti
“De sombra sol y muerte,
volandera grana zumbando,
el ruedo gira herido
por un clarín de sangre azul torera.
(Fragmento del poema: “corrida de toros”)
José Alameda
“Fue Joselito el primero
En oficio, el más seguro,
Y fue también el más puro
por su entrega de torero.
(Del Poema, encomio de Joselito)
Gabriel García Márquez
“Si el toro de lidia tan noble como lo pintan probablemente y a pesar de las tradiciones consecuencias, nadie sea más aficionado a la fiesta brava que el toro mismo. Por eso sigue embistiendo noblemente fiel a las reglas que han hecho posible la subsistencia de la lidia”.
Federico García Lorca
La luna de par en par,
Caballo de nubes quietas,
y la plaza gris del ensueño
con sauces en las barreras,
¡Que no quiero verla!
(Fragmento llanto por Ignacio Sánchez Mejías)
José Ortega y Gasset
“La vida nos es dada tiene sus minutos contados y, además nos es dada vacía. Queramos o no, tenemos que llenarla por nuestra cuenta: esto es, tenemos que ocuparla de este o del otro modo. Por ello la sustancia de cada vida, reside en sus ocupaciones. Al animal no sólo le es dada la vida, sino también el repertorio invariable de su conducta.
(Del libro: Sobre la caza y los toros y el toreo)
Mario Vargas Llosa
“El toro de lidia es un animal privilegiado, tratado con inmenso amor, aunque lo ignoren los animalistas”
(Discurso en defensa de la tauromaquia)
Francis Wolff
“La desgracia en que la actualidad prolifera una cierta moda oportunista, vagamente naturalista, vagamente compasiva, vagamente “verde”, “vagamente “victimista” y sobre todo, completamente ignorante tanto de la naturaleza animal como de la realidad de la corrida de toros”
(50 razones para defender la corrida de toros)
Fernando Savater
“El aficionado que va a la plaza, quiere ver una media verónica, no la sangre”