Pese a que el primero de la tarde fue aplaudido y el tercero ovacionado, los novillos de esta tarde nos han metido dentro de una modorra insoportable. La causa no es otra que dirigir la selección en busca del manso encastado. De poco trapío fue el primero de la tarde, con lámina casi de eral. Con poco celo embistió en el capote y en varas se entregó con un sólo pitón. Deslucido y de poca entrega fue su comportamiento en banderillas. En la muleta tuvo movilidad juvenil, inocente y deslucido por la falta de humillación. Más templado por el pitón izquierdo. Tuvo buen fondo aunque le faltó trasmitir emoción. Volteó a Alejandro Marcos de manera espeluznante. Lituanillo fue el segundo de la tarde, terciado y acodado de cuerna. Salió suelto después de un ramillete de verónicas de Joaquín Galdós. Le costó llegar al peto pero después peleó con fiereza en dos entradas. Fue banderilleado sin más, dejándose. En la muleta embistió sin clase, cuando no sin humillar por los dos pitones. Le faltó entrega y terminó hecho un soseras. Resistemucho en la muleta de Juan de Castilla El tercero, con kilos y poco trapío. Feo de hechuras y lavado de cara. Posiblemente procedencia del Pilar por los regates en el capote de Juan de Castilla. Empujó arriba en la primera entrada y se rebotó del segundo sin probar la pica. Armó un desaguisado en banderillas persiguiendo para los adentros. Obediente e inocente fue en el inicio del último tercio. Noble y repetidor por ambos pitones, pronto y con fijeza. De menos a más con buen fondo un tanto infeliz. Fue ovacionado.
El cuarto era bonito y cuajado, descompensado por pobre de cara, con más volumen que trapío. Suelto y corretón fue su comportamiento de salida y desangeladas sus embestidas de recibo. Sin entrega cubrió el tercio de varas. Pegajoso en banderillas... Frio. Cabeceó y embistió insulso en la muleta de Alejandro Marcos. Repitió pero le faltó celo. Zancudo y vareado fue el quinto. Grande y feote de hechuras. Astifino y delantero. Manifestó poco celo en el capote de Galdós. Medianamente cumplió en varas: punteó e hizo sonar el estribo. Cortó en el tercer par, había sido áspero en los anteriores. Pegajoso y violento en el último tercio, resultaba deslucido. Pronto se rajó, huyó y hasta coceó la muleta... Manso. El más serio del encierro fue el sexto, segundo del lote de Juan de Castilla, Bonoloto de nombre, con hechuras de toro y seriedad, tocado de pitones. De costado huyó en cada lance, sin apretar, yéndose de la suerte. Se durmió en la primera entrada y tomó un segundo puyazo a relance sin recargar. Muy suelto en banderillas se dejó banderillear. Manseando tomó la muleta humillada, con falta de fijeza repitió mejor a derechas. Ningún novillo embistió metiendo los riñones, éste tampoco, aunque los hubo con fondo y que dieron juego, destacó el tercero de la tarde de nombre Resistemucho. Foto: lasventas
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