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Lo hemos dicho muchas veces, la estampa de los animales –toros o novillos- es el primer eslabón que el ganadero, o en su defecto las autoridades deben cumplir, es la parte visible: La presencia. La novillada no fue bonita ni por fuera ni por dentro…
Negro salpicado el primero de la tarde, de nombre Venturoso, bonito y con kilos, de eso no pasó, le faltó seriedad. Bizco del izquierdo. Repetidor de salida con tendencia a irse de la suerte. En el caballo se durmió en la primera entrada y no peleó en la segunda. Se dejó en los quites con nobleza. Tuvo fijeza y prontitud en banderillas. Fue repetidor al inicio del último tercio, muy noble, tanto como soso. Dijo poco en la muleta de Leo Valadez al ir apagándose. Manejable con cierta sosería.
El segundo, Caramelo de nombre, colorao, bizco del izquierdo, embistió con claridad y repetición en el capote de Diego Carretero. Mete bien la cara en el caballo y le cuidan, mostró tanto celo como falta de poder. Justas protestas hubo en el tercio de banderillas por la falta de fuerzas. Noble llegó a la muleta, pero muy justo de poder para expresar. No pasó de ser un buen colaborador. Un caramelo como su nombre indicaba.
Rápido, al menos hizo una buena suerte de varas El tercero bautizado como Rápido, negro salpicado de reseña, badanudo y cómodo de pitones, fue repetidor de salida en el capote de Andy Younes. Tomó un puyazo largo con entrega, y acudió de largo en el segundo cubriendo un buen tercio de varas, lo mejor de la tarde. Acudió alegre en banderillas. Tuvo un irregular comienzo apuntando a rajarse. No pudo con sus kilos en la muleta y rebrincado cubrió el trasteo hasta terminar rajado. Fue a menos desde aquél interesante primer tercio para quedarse en nada.
Alto de manos, degollao de papada y estrecho, de poca presencia Boticario, que era su nombre. Repitió en el capote de Valadez con franqueza y le cuidaron en varas. Sacó pies en banderillas y los utilizó cuando quiso. Se arrancó de largo y repitió siempre con la tendencia a sacar la cara por arriba. Le faltó casta y su comportamiento resultó deslucido.
A Tremendo respondía el quinto de una novillada que estaba resultando muy aburrida. Melocotón de pelo, con volumen pero faltó de seriedad, basto y pobre de cara. Sin entrega embistió en el capote e igual en varas que embistió de costado. Se movió en banderillas casi arrollando. Muy bruto, calamocheando. Pareció un charolés por hechuras y forma de embestir. Siempre lo hizo con brusquedad por ambos pitones, aunque repitió, el trasteo resultó deslucido. Tremendo fue tremendamente bruto, y hasta pudo herir a Diego Carretero.
Feo de presencia era Brasileño que cerró la tarde, tanto, que fue protestado. Indecente para esta plaza. Acapachado, poco ofensivo. Más hosco que castaño de pelo como decía la reseña. Tuvo un comportamiento desigual en el capote y se dejó pegar en el caballo. Reservón echó la cara arriba en banderillas. Pronto empezó a pararse y a aburrir al tendido en la muleta, antes, todo lo que había hecho no pasó de vulgar. Con embestidas deslucidas, cansinas y brutas llenó el trasteo, el largo trasteo de Andy Younes.
Cuando los novillos se comportan con el plomo de toros, los toros se comportarán como bueyes. El comportamiento del novillo debe ser alegre e inocente, el del toro sereno y templado.
Foto: Muriel Feiner
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