|
Con tres cuartos de entrada se han lidiado toros de Pallarés, de distinto juego.
Rui Fernandes, ovación en su lote
Diego Ventura, oreja y oreja
Leonardo Hernández, silencio y oreja.Diego Ventura, una vez más, en hombros El titular puede causar algo de extrañeza. Pero es que los tres rejoneadores sacaron sus armas en la tarde de hoy. Diego Ventura, que conoce muy bien los públicos, y sabe lo que quieren ver, hizo un toreo que miró mucho a la galería a la hora de animar a la gente, para acabar de calentarles del todo. Ya que la gente estaba entregadísima a él. Y tanto lo supo hacer que cortó dos orejas. Una en cada toro.
El segundo fue un toro cárdeno, con muchos pies. Diego apuró tanto, dejándoselo acercar, que el toro llegó a meterse bajo el propio caballo. Formó un lío. “Lío” era uno de sus caballos, con el que llegó a realizar una faena iniciada con un quiebro, para finalizar la faena con su “Remate” colocando tres cortas al violín. Tuvo el detalle de brindar el quinto a Ismael, anterior presidente de “El Bibio”, que se jubiló el pasado año. Este año Junquera, que estaba estos años en el callejón como delegado gubernativo, empezó con buen pie. Ventura volvió a encandilar a ese público que cada año asiste entusiasmado a verlo. Tanto que animó a la gente a tocar las palmas mientras sonaba la música. Dejó medio rejón antes de clavar otro, y conseguía así, la segunda oreja, que le permitía salir otro año más a hombros de esta plaza.
El cabaleiro portugués Rui Fernandes tiene un estilo clásico en el toreo a caballo, es la segunda vez que lo veo torear, la otra fue hace más de diez años en la plaza de Oviedo (antes de que el actual Delegado del Gobierno en Asturias, siendo Alcalde, la cerrara). A su primero, Rui, lo consigue animar tras un primer rejón, ya que el toro salió muy parado. Arriesgó mucho, ya que el toro llegaba apretar. Colocó tres cortas antes de marrar con el rejón con un pinchazo que deja al toro lesionado. Merecido saludo. Hubiera cortado oreja de no ser por el fallo final.
El cuarto toro fue muy parado -como toda la corrida, el mejor fue el segundo-. Tiró de saber hacer, con la doma del caballo, para poder conseguir algo ante la sosería del toro. Con uno de su cuadra consiguió que el público calentara cuando el caballo empezó a bailar al son de la música. Mató de rejón atravesado, y perdió otra oreja, saludando de nuevo desde el tercio.
Leonardo realizó en su primero un rejoneo clásico, ante el parado tercero. Lo llevó muy pegado a la grupa, toreándolo de esta manera, como si diera derechazos con una muleta. Coloca tres banderillas cortas antes de dejar un rejón a la segunda, silenciándose su faena.
Con el que cerró plaza emocionó sobre todo cuando colocó cuatro banderillas a dos manos (2 y 2), pinchó antes de dejar un rejón, y cortar su primera oreja en esta plaza.
|
|