Aunque parezca mentira, ya está aquí el invierno y con él todo aquello que conlleva un final de temporada, ¿o no?.
La verdad, es que a estas alturas y en el año que corre, el 2005, son cada vez menos, las ocasiones que tenemos de poder relajarnos y dedicar el invierno a lo que verdaderamente se debe hacer, que yo pienso que no es otra cosa, que a recapacitar, echar cuentas, recordar lo bueno y lo malo, en resumen, hacer balance de la temporada finalizada.
Pero cada año peor, porque no sabemos realmente cuando finaliza una y cuando empieza otra y valga como ejemplo que hoy mismo estamos leyendo la crónica de una corrida de toros en Tobarra (Albacete), en donde en una plaza cubierta, maldito fario el de las plazas cubiertas, se ha celebrado una corrida de toros.
Añejas quedan, aquellas imágenes de los toreros con barba, a mi memoria taurina me vienen dos, que casi ná lo que han sido, Paula y José Tomás, pues bien, ahora no da tiempo ni para eso, ni pa´barba. Ahora, hay festejos en invierno, las temporadas cada vez terminan más tarde y cada vez empiezan antes, que nadie piense que esto es bueno o malo, simplemente hay que pensar, que cada cosa tiene su tiempo y de esta manera corremos el riesgo de atorarnos.
Que palabra tan fea, ojala nunca existiera, pero es que con este trajín, va a llegar un momento, en el que no nos va dar tiempo a colgar los trastos en el invierno, ni los capotes, ni las muletas, ni las plumas, ni las cámaras de fotos. Y así, creo que llegaremos a tener ganas alguna vez, de volver a dejarnos barba, de volver a disfrutar de un par de meses de tertulias, del calor de una chimenea después de un tentadero, de alguna borrachera que otra con esos toreros, que durante toda la temporada, viven en situación de régimen franquista y no se lo pueden permitir, de tantas y tantas cosas.
Porque nosotros, los que no nos ponemos delante, al fin y al cabo el esfuerzo es mínimo, pero que es de aquellos que si se ponen, no creen que se merecen un descanso aquellos hombres, porque nadie se olvide de que son hombres.
Y es que, las matemáticas no fallan y si un torero cualquiera, hubiera toreado ayer en Tobarra y luego volviera a torear el día 2 de enero en una corrida que ya se anuncia en España, este torero tendría sólo 20 días de ¿relax?, en los que estoy seguro que no le salía en la cara ni pelusa, con lo que barba mucho menos.
Con lo bonita que es esa imagen del gran Rafael o el gran José Tomas, con su barba, hablando de toros, entre amigos y echando un cigarro, si se terciara.
Que nadie me entienda mal, pero las plazas cubiertas, para cuando llueva, pero que llueva durante la temporada.