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Fernando Marcet  
  Perú [ 12/03/2007 ]  
MI PROPUESTA PARA EL TERCIO DE VARAS

Hace mucho que el toro bravo dejó de ser el eje central de la Fiesta para convertirse en material descartable al servicio del lucimiento del torero de turno. Esta es una monumental verdad. Ninguna consideración ni respeto se le tiene al noble animal que sale al ruedo a pelear por su vida. Sin oportunidad de lucir sus calidades, es aniquilado en el primer encuentro con el picador quien, montado en un caballo blindado, le aplica el consabido y feroz unipuyazo, invariablemente trasero, metiendo antirreglamentariamente las cuerdas (Si, amigo lector, ha leído usted bien: antirreglamentariamente) con barreneo y metisaca incluídos, del cual el burel sale quebrantado, cayéndose. “Es blando de manos” es el común e injusto comentario de toreros y público. El segundo puyazo -cuando se da- sólo es para cumplir lo establecido para plazas de primera.

El tercio de varas así realizado no sirve para nada pues no permite apreciar la bravura ni condiciones del toro, en cambio, lo inutiliza para la lidia. No es extraño entonces que algunos toreros, como Castella en Lima, no permita que piquen a sus toros y que el ganadero, periodistas y público en general celebren el hecho y hasta lleguen a pedir se suprima la suerte de varas, tal como sucedió en la de última feria, el año pasado.

Pero, dejémoslo claro: Tan desatinado resulta plantear semejante propuesta como, también, permanecer indiferente frente a la manifiesta crisis de tan importante tercio.

¿Que hacer para recuperar la belleza del tercio de varas?

Para empezar, algo muy simple: Modificar la puya y colocar la cruceta entre la pirámide de acero y el encordelado; mucho mejor si es giratoria, como lo propuso Antonio Fernández Heredia Hache en 1905, porque facilitaría su acomodo al cuerpo del toro en el embroque.

Con esta simple modificación se haría cumplir el reglamento y la pica se realizaría sólo con la pirámide de acero porque, en el caso que no esté usted enterado, amigo lector, el encordelado no es puya, es tope. Siempre ha sido así y está establecido en todos los reglamentos taurinos del mundo desde Pepe-Hillo, que así lo consignó en su Tauromaquia de 1796, y en el novísimo de Andalucía que salió a la luz el año pasado. Que no se le use como tal, es otra cosa y el porqué se empezó a picar con el encordelado incluído, a partir del reglamento de 1917, está ampliamente explicado en mi artículo TERCIO DE VARAS V pero no puedo dejar de mencionar lo paradójico que resulta que en época de Pepe-Hillo, cuando los caballos no tenían peto y se lidiaban toros de mayor tamaño, edad y peso, la puya fuese cuatro veces menor que de la que se usa en los tiempos que corren. Cuando en 1928, diecisiete años después, se implantó el peto y se facilitó con ello el trabajo del picador, habría sido el momento de corregir semejante anomalía pero no se hizo así y en los siguientes reglamentos se optó por el camino equivocado de ir disminuyendo el número de varas de cuatro a tres y de tres a dos y una.

Reducir el tamaño de la puya permitiría aumentar el número de puyazos mínimos que, en mi opinión, no debería ser menos de tres (por eso de: “Al primer puyazo van todos los toros, al segundo los bravos y los tontos, al tercero sólo los bravos.”) pero podrían ser más, dependiendo de la calidad y bravura del toro. El tercio de varas cumpliría entonces su propósito y el espectáculo que brindaría el toro bravo, superior. 

No se crea que el picar sólo con la pirámide es poca cosa porque está demostrado que la herida que produce una puya, a consecuencia del empuje del toro, es tres veces su tamaño.

Aparejada con esta modificación, la actitud y labor del picador tendría que ser igualmente opuesta a las que nos tiene acostumbrados. Al insuflar dignidad a su profesión,  habría de picar en el morrillo, aguantando con la vara el empuje del toro para impedirle alcance su cabalgadura, para lo cual el peto debería ser anatómico y pegado al cuerpo -como una segunda piel protectora- diferente al exagerado blindaje que se usa actualmente. Demás está decir que los de a pié habrían de acudir al quite tan pronto el burel haya alcanzado al caballo para ponerlo nuevamente en suerte; el picador por su parte actuaría como si el caballo estuviera desprovisto de peto, es decir, no debería corregir el puyazo, barrenar ni aplicar el metisaca; por el contrario, producida la reunión, despediría al toro por delante del caballo y prepararía el siguiente puyazo.

Habría, debería, actuaría, despediría, condicionales que nos hace pensar en una meta por alcanzar por la que, sin embargo, debemos pugnar para que se haga realidad. El tercio de varas bien ejecutado es realmente bello, porque bello es el animal que lo protagoniza.
 

PIE DE PÁGINA

Datos históricos en relación a la variación del tamaño de la puya:

• Desde la época de Pepe Hillo (1796) hasta 1917 se picó sólo con el acero que sobresalía del encordelado que variaba de 2.5 a 3.5 centímetros.
• Desde 1917 a nuestros días la pirámide de acero tiene una altura aproximada de 2.5 centímetros.
• En 1917 el encordelado (con 6.0 centímetros de longitud) se adelgaza y deja de funcionar como tope con lo cual la puya crece a 8.5 centímetros.
• En 1962  se aumenta 1.5 cm el encordelado con lo cual la puya crece nuevmente y alcanza los 10.0 centímetros.
• En 1992, en Madrid y en todos los países imitadores como Perú, se reduce el largo del encordelado a 6.0 cm, (como era en 1917) y la puya queda en 8.5 centímetros.
• En el 2006, en el reglamento de Andalucía, el encordelado disminuye un centímetro y la puya queda en 7.5 centímetros.

 
   
 
   
Jonas Jimenez 21/03/2007  
 
No estoy en desacuerdo con las medidas que propone, pero para mi el principal mal radica en el tipo de toro que están criando nuestros ganaderos: una babosa, falto de casta y fuerzas que no ofrezca dificultades a sus lidiadores. En la selección y necesidad de vender está el mal.
 
   
Guillermo Chiroque 14/03/2007  
 
Totalmente de acuerdo,es mas tener en cuenta : velocidad del burel hacia el caballo + peso del burel + resistencia a la embestida generan un efecto que estaría perfectamente permitido si se acepta lo sugerido por tí.Un abrazo taurino Guillermo.
 
   
Ramón Estrada 13/03/2007  
 
Mis aplausos desde México Sr. Marcet, ejemplar su artículo. Y que dirán los protagonistas al respecto?. No cabe duda que nuestra fiesta por donde se le vea esta en extinción. En México no tenemos figuras mundiales y siendo extremista ni locales, las suerte de varas es ya una parodía en terminos generales y muy contadas veces vemos el toro autético, el resultado de todo esto es plazas vacías.
 
   
Carlos Marcet 13/03/2007  
 
Realmente estamos en el momento justo para tomar muy en serio el tema de la puya, esta mas que claro el error que se ha venido arrastrando desde principios del siglo pasado, y hoy que vemos como se busca llevar a los toros, menos al caballo, creo que haríamos un gran aporte a la continuidad de la fiesta regresando a concebir el encordelado como tope.
 
   
Diego Atilano 13/03/2007  
 
Excelente artículo, me gustaría ver que cara ponen los toreros en el hipotético caso de que se redujera la puya como usted menciona, más de alguno se haría diabético del susto.
 
   
Alejandro Tellez 13/03/2007  
 
enhorabuena por tu articulo. esperemos sea tomado en cuenta pronto. saludos y suerte.
 
   
Jose Marcet 13/03/2007  
 
Enorme tu artículo Fernando. La idea de Pirámide con cruceta giratoria de tope como lo propuso Antonio Fernandez H. en 1905, sería un gran aporte a nuestra Fiesta Brava. Felicitaciones!! Pp.
 
   
Tomas Atilano 13/03/2007  
 
Que buena aportación para el mejoramiento de la fiesta, acaba de hacer en éste artículo. Es desesperante ver cómo los pocos toros bravos que salen actualmente a los ruedos, son masacrados sin misericordia, y la mayoria de los matadores muy conformes con éste procedimiento, que va en contra de ellos mismos, ya que les quita posibilidades de triunfo.
 
   
David Antonio Silva 12/03/2007  
 
Mas clara ni el agua, aunque para ser relialistas veo muy dificil el cambio, al menos aqui en mexico, con las lagartijitas que torean los figurines y sobre todo con los Capulinitas que pican y se ensañan que da miedo, peor, contadas excepciones como los memorables puyazos de Adalberto la temporada pasada y el de Victor hace un par en la Mexico
 
   
Pedro Abad-Schuster 12/03/2007  
 
El nuevo reglamento de Andalucia del 2006 ya redujo el tamaño se la puya. En Autlan de la Grana, Jalisco del mes pasado se premio un gran puyazo, que sin embargo puso moribundo e inutil para la muleta al bravo sexto toro pues el picador de Martinez no contento con el gran puyazo se excedio al final del encuentro con metisaca. Siempre pasa asi, son muchos picadores quienes malogran la Fiesta.
 
   
Jose Miguel Lecumberri 12/03/2007  
 
muy acertada tu opinion como siempre querido paisano.enhorabuena por ese articulo
 
   
Max Cisbano 12/03/2007  
 
PERFETTO !!!!!
 
 
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