Una de las plazas colombianas más atacadas, vituperadas y ultrajadas por los movimientos de anti taurinos, es la plaza de toros de Medellín que cuenta para infortunio de los aficionados con un personaje que es miembro del Concejo Municipal, desgraciadamente limitado físico por un incidente sufrido cuando se vestía de luces. Se trata de Álvaro Múnera El Pilarico quien ahora se convirtió en defensor a ultranza de quienes protegen los animales y lógicamente están en contra de las corridas de toros.

El Pilarico hombre que perteneció al mundo del toro hasta su contratiempo, se empeña ahora en irrumpir en la cofradía detractora, sin detenerse a pensar que la actividad taurina genera enormes beneficios económicos de carácter formal e informal a quienes viven de ella. Su percance desafortunado, fue un accidente como el que tuvo Manolete, Paquirri, El Yiyo, Pepe Cáceres que dejaron su vida en el ruedo o más recientemente el de Juan José Padilla que por poco un toro se la quita.

Desaparecer las corridas de toros en Medellín es acabar con el sustento de miles de familias. ¿Habrá pensado El Pilarico en eso?, mientras él continúa rumiando su desgracia tal vez siendo beneficiado todavía por el gobierno español con la pensión que recibe por su invalidez.

La tozudez, capricho y obstinación del señor Múnera no tiene límites y mientras ataca la fiesta que deja réditos para hospitales y obras sociales, ¿porque no pensará en las familias desplazadas por la violencia, los niños desamparados, la falta de empleo que nos consume, los soldados y policías secuestrados y tantas otras descomposiciones sociales y morales que nos afectan?

De abolirse la suerte de varas, banderillas y muerte del animal, tal como se está proponiendo por el personaje de marras, estaríamos llegando al principio del fin de la fiesta en Medellín y por consiguiente la crianza del toro bravo hasta enterrar por completo la especie.

¡Que absurda postura! la de Múnera y sus seguidores, pretender acabar con una actividad que evidentemente es de minorías pero que no le causa daño a nadie y sí por el contrario beneficia a muchos en materia económica, cultural, recreativa y social.

Surgen interrogantes: ¿Será que El Pilarico y en general los anti taurinos están en disposición de sufragar los descalabros económicos que acarrearía la eliminación de las corridas de toros en Medellín? ¿Estarán en capacidad los ecologistas de volver a crear la especie del toro bravo, si esta llegase a desaparecer? ¿Estarán en condiciones de asumir las necesidades que demandan los centros hospitalarios que subvencionan las empresas con las programaciones taurinas?