S.I.17.- Juan del Álamo sigue su camino en Las Ventas de una en una pero… en esta ocasión dos en una o una de dos…, el caso es que le ha valido para salir en hombros.

Nuevamente protagonista el palco en esta feria que tan necesario es hablar de su ocupante cada día. Da igual que se llame Pepe como si se llama Juan, el caso es que toman decisiones que son discutidas por muchos, pero no siempre en la misma dirección.

Hoy la plaza se hizo alamista, es decir del torero salmantino; suele ocurrir cuando torea, y no me refiero solo a hoy, pues arrastra varios autobuses de partidarios que hacen mucho ruido. Hoy, era evidente, no fueron unos cientos de seguidores, eran unos cuantos miles, casi todos si exceptuamos al Sr. Presidente.

Pero eso solo sucedió en el tercero, cuando llevó la contraria a la fuerte petición de la segunda oreja para el de Ciudad Rodrigo. Llegado el sexto ya se había hecho alamista también y no dudó de poner su pañuelo, su granito de arena, para que el sueño de tantas tardes en Madrid se le hiciera realidad a Juan del Álamo y a quienes le habían acompañado desde Salamanca. Lo tenían fácil los damnificados de la segunda oreja a poco que el salmantino acabara de una estocada, aunque ésta cayera baja.

Cara de felicidad de Juan del Álamo al salir por la puerta grande

Alamistas todos en una tarde con otro encierro de Alcurrucén, que permite nuevamente abrir la puerta grande en esta feria. Si el primer día fue Ginés Marín, en esta ocasión ha sido Del Álamo quien se ha beneficiado de los toros de los hermanos Lozano.

El toro colorado que le proporcionó a Juan las dos orejas, -digo bien, dos orejas- si bien se cobró una y dejó la otra pendiente para el sexto, donde el Usía ya no pudo contrarrestar la pañolada, se llamaba ‘Licenciado’ y fue un toro al que le practicó una faena medida gracias a su decisión y a la inestimable colaboración del toro. El público se entregó ante la repetición del toro y la ligazón de las series del salmantino, la estocada hizo el resto. Se negó el presidente en redondo a darle las dos orejas que le pidieron, pero el público tuvo memoria y le obligó a darle otra, ésta ya con muchos menos méritos que la anterior, porque esa era la voluntad popular.

Tremendo dilema este de Madrid. Esta válvula de escape del 1+1 permite al público hacerse soberano para otorgar puertas grandes. Entonces de qué le ha servido a D. Trinidad mantener un criterio distinto. Finalmente se ha visto obligado a dar dos orejas completamente diferentes, y si una lo valió la faena la otra no estuvo a ese nivel; y si aquella faena era de dos estamos seguros que en esta no hubiera habido ninguna. Es decir, el público manda, y mucho, con este modelo que casi ya solo queda en Madrid. Contradictorio. Por eso decíamos utilizando frases del refranero español una de dos o dos por uno. Una aritmética solo posible en la plaza más importante del mundo. La obcecación de uno se palia con la obcecación de otros. Muy edificante.

Hubo otro toro mejor aún, 'Antequerano', y cayó en las manos de El Cid. No estuvo mal el sevillano pero llegó mucho menos a los tendidos que el salmantino. Además, y como le suele suceder, mató bien al primero que no había triunfo y falló en el que podía haber empatado con Del Álamo en ese momento.

El mexicano, Joselito Adame, al que le tenía que haber tocado ‘Licenciado’, aunque nada más sea por ser un adjetivo tremendamente usado en su tierra, no tuvo esa suerte y a sus manos fueron dos de los tres sin posibilidades. La oreja del otro día entrando a matar sin muleta será el recuerdo para todos, pero en especial para los aficionados mexicanos, de esta feria.

Alamistas todos, salía por fin Juan del Álamo camino de la calle de Alcalá, tras media docena de veces que se quedó en el camino. Claro que nunca había realizado una faena tan rotunda como hoy.

Foto: Plaza 1