Pues va a resultar que no. Que no había tanto altruismo en los actos de algunas figuras como ellas decían. Que lo de luchar por la fiesta, tirar del carro y todas esas frases hechas que esgrimían constantemente no eran del todo ciertas. Que lo que realmente sucedía es que lo que defendían y defienden eran sus honorarios, que ahora se saben desorbitados. Que la fiesta la defendían porque estos salían de ahí pero que en lo demás les importaba poco. Y lo que es peor, que ahora que todo ha explotado, no tienen ninguna vergüenza en hacerlo ver. Les interesa la pasta, el pastón que están cobrando en cada sitio a donde llegan, con indiferencia de si esos emolumentos a sus personas dejan sin honorarios a otros oficiantes. Se sabe de más de una plaza que dejó de contratar figuras pues cuando ellas cobraban ya no quedaba dinero para los demás. Esto suponía que llevar a una figura a un pueblo suponía tener que rogar a los otros toreros para que actuaran por los gastos. A ver, hay que entenderlo, ellos se lo han ganado y por tanto les corresponde el privilegio.
No parece que haya intención de defender la fiesta cuando un ramillete de toreros, apenas cinco, entra en una feria de tercera y dejan, entre ellos solos, las arcas desmanteladas. La fiesta no parece que la defiendan pero su dinero… Madre mía, ahí sí que se ve intensidad en sus declaraciones, ahí no duelen prendas, ahí no hay un no cabe en la muleta; en la bolsa de las figuras cabe lo que sea mientras suene a vil metal. Y lo recogen donde haga falta oiga. Eso sí, si torean en una de tercera, dirán que están tirando del carro, que solo así es posible mantener la afición viva; qué exceso de vanidad. Lo peor es que se lo tienen creído. Ellos están convencidos de que son los liberadores de la patria del toreo.
Los medios taurinos nos cuentan estos días una triste noticia, la desaparición de la ganadería del Conde de la Maza. No hace falta explicar las razones. Pero por si alguno anda rezagado, el ganadero lo ha dejado muy claro: las figuras torean lo que torean, los empresarios compran lo que compran. Si las figuras están involucradas en esto, es de suponer que mucho esfuerzo por salvar la fiesta no están haciendo cuando en sus narices desaparecen hierros que rechazan. Hoy es noticia el Conde de la Maza, mañana será otro hierro legendario. En este sentido, la defensa de la fiesta tampoco pasa por una acción que salga de madre. Es un gesto, un simple gesto. Un gesto que la afición pide a voces, que alguno de ellos hace de vez en cuando, que otros cacarearon a voz en grito para que todo quedara en agua en de borrajas y medias tintas; de volver a intentarlo ya nada se dijo. Un gesto, un único gesto hacia el toro bravo, ellos que, como bien sabemos todos, son los diestros más capaces de la historia. Pues no. Mi toro, el mío, es sagrado, y bobalicón, porque me lo he ganado; el otro toro, el complicado… bueno a ese que le den.
¿Qué va a pasar la temporada que viene? Los embajadores de las figuras, y ellas mismas -cuando las cosas del dinero o del toro a lidiar se ponen candentes las voces afloran que no veas-, claman contra el bombo y hacen lo posible para que la norma no se extienda a otras plazas de toros más allá de la de Madrid. Quizás ahora se encuentran en una disyuntiva. Esto es, para muchos de ellos Madrid no es un planto de buen gusto. Hay demasiado aficionado y se exige mucho. No desfilar por Madrid es poner mucha tinta en los periódicos, no aconsejable. Desfilar una sola tarde es lo ideal, no obstante ahora será con una corrida sorteada. Bueno, esa corrida es de las de siempre. Sin embargo, tal y como se están poniendo las cosas, con el empresario desvelando intimidades, quién nos asegura que no salgan a la luz las negociaciones para torear dos corridas y los porqués de las posibles negativas a ello. Y eso tampoco es bueno. Hay que ver qué papeleta. Cualquier decisión que tomen les va a dejar con el culo al aire, excepto si la decisión de los valientes, la de los grandes lidiadores y matadores que dicen que son, la decisión de decir: méteme en tres carteles y vamos pal ante que esto me lo meriendo yo que para eso soy un figurón del toreo.