Llama la atención a los buenos aficionados del mundo del toro bravo, como existen empresarios que, mirando lo que hacen toreros llenos de arte, clasicismo, pureza, sentimiento y verdad cuando ejecutan su toreo y, en esta oportunidad, nada menos que en las Ventas de Madrid, cuando un torero de a pie y uno a caballo, levantan a día seguido, el clamor de miles de personas que, unos en el coso mismo, otros a través de la televisión y, otros como yo, a través del Internet porque vivimos a distancia, hemos podido disfrutar del maravilloso toreo, en manos de figurones de la fiesta brava, que logran actuar porque se inscriben en el “bombo del sorteo”, cosa que, salvo con la excepción de Talavante que destacamos, ninguna otra figura de los “toros de cien pases”, lo han hecho; y no, por disposición de los empresarios, que parece que fueran ciegos totales y, además, incluso sordos. Igualmente, el triunfo en Zaragoza, a día seguido por el torero de a caballo. Nos referimos a los dos Diegos: Diego Urdiales, torero de a pie, porque es un grandioso artista clásico; y, Diego Ventura, sin equivocarme, el mejor rejoneador del mundo en la actualidad.

Diego Urdiales. Foto Internet

El aficionado a la mejor de las fiestas, cuando actúan estos figurones, disfrutan del toreo clásico, lleno de arte, hondura, sentimiento y pureza que, simplemente, es la torería que atesora Diego Urdiales, como lo interpretó desarrollando una actuación antológica. En otras palabras, podemos decir, que se ha podido mirar una faena tan completa, que demuestra lo que el toreo de Urdiales realiza  por su autenticidad y, siempre, ante un toro auténtico. Es así, cuando en la tarde del domingo 7 de octubre en Las Ventas en Madrid, lidió astados de Fuente Ymbro y El  Tajo, alternando con Octavio Chacón y David Mora. Esa tarde, Diego Urdiales cortó tres orejas a sus enemigos y salió en hombros de los aficionados, que vivieron las maravillas de este arte, sin tratar de tapar nada, ni taparse de malos aficionados y comprometidos periodistas. Poco antes, cortó tres orejas en Bilbao y, un par de años atrás, fue el triunfador indiscutible en la plaza de toros México. Sin embargo, poco ha toreado en este año. Pero, los ciegos y sordos (no mudos porque hablan pendejadas de la fiesta brava y a cada rato) de los empresarios, no los ven. ¡Por favor, se necesita oculistas de urgencia!